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Este tema nos invita a reflexionar sobre cómo la autenticidad y la innovación se entrelazan en las artes y el diseño dentro del marco de la modernidad. El dibujo, piedra angular de numerosas disciplinas artísticas y técnicas, ha sido visto tradicionalmente tanto como una herramienta de documentación como de creación. La copia, a menudo tildada de carente de originalidad, también puede considerarse un valioso método de aprendizaje y un escalón hacia la maestría artística. Cuando nos preguntamos "¿nunca fuimos modernos?", estamos invitados a examinar críticamente lo que entendemos por "moderno". La modernidad en arte y diseño se ha caracterizado frecuentemente por la búsqueda de lo nuevo y el desapego del pasado. Sin embargo, al observar más detenidamente, descubrimos que muchos movimientos modernos aún se apoyan en técnicas tradicionales, como el dibujo y la copia, utilizándolas como herramientas clave para la innovación. Esta interacción entre lo antiguo y lo nuevo desafía la idea de la modernidad como una ruptura completa con lo precedente. En vez de ver la copia simplemente como una repetición, podemos interpretarla como un diálogo con la historia, donde cada acto de "copia" es también un acto de reinterpretación y, por lo tanto, de invención. De este modo, podríamos argumentar que la modernidad no consiste en descartar las técnicas y estilos del pasado, sino en recontextualizarlos de tal manera que sigan siendo relevantes. La capacidad de innovar, entonces, no proviene únicamente de la creación de algo totalmente nuevo, sino también de la habilidad para transformar y adaptar lo antiguo a nuevos contextos y significados. Así, al cuestionar si "nunca fuimos modernos", estamos invitados a reconsiderar nuestras definiciones de originalidad y creatividad, reconociendo que incluso en la era de la supuesta modernidad, nuestra conexión con el pasado sigue siendo profunda y significativa.

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